Ya sabéis que esta Lobezna no puede parar un momento, siempre inventando algo y normalmente ná bueno.
Como buena forofa de Youtube (sobre todo postres y plantas) vio un tutorial de cómo hacer jabón casero para la cara y pensó que eso lo tenía que hacer ella.
Fue al supermercado y preguntó por el jabón de glicerina y le aconsejaron "el de toda la vida": Heno de Pravia.
Una vez conseguido el ingrediente estrella, solo le quedaba ponerse manos a la obra. La mayor pega que ella veía, es que había dicho la chica del vídeo la palabra prohibida: "paciencia".
Apuntados ingredientes y preparación, comienza.
Lo primero derretir el jabón de glicerina "con paciencia", así que, coge el cazo, echa el jabón y a darle giro sin prisa. Cinco minutos, diez, veinte, treinta.... aquello hecho un mazacote, el brazo que se le caía de tanta vueltecica pero..... había que ser paciente.
A los 45 minutos, la Lobezna estaba ya pa tomar un camino y de repente ve que el jabón seguía más chulo que un ocho pero que le estaban apareciendo unas manchicas fosforitas. ¡Me cago en tó lo que se menea!. ¿Esto que es lo que es?
De repente piensa: voy a parar que algo no va bien. Retira el cazo del fuego y al intentar separar lo poco que se había pegado en las paredes de la cazuela, se da cuenta que había perdido la mitad de la espátula de remover que era de plástico. ¡Tócate los huevos Maria Manuela!.
Al final, ni jabón, ni espátula, ni ná de ná y encima el brazo 2 días sin poder moverlo.
Ahora ya lo sabéis, "JAMAS" utilicéis ese jabón para derretirlo porque NO se puede.
Os pongo la foto por sino sabéis cuál es.