Ayer fue un día chungo. Después de comer, estaba viendo la tele (sobre las 14:30) y de repente oigo un trueno que hizo retumbar toda la casa, pegué un salto del sofá y lo primero que hice fue desconectar el automático (después del rayo que me cayó en la anterior tormenta, a ver quién era la flamenca que dejaba la luz conectada). Me volví a sentar y empecé a rezar, que en estos casos es lo único que me tranquiliza un poco. De repente miro a la puerta y veo que empezaba a entrar agua por debajo, cogí la fregona y me puse a secarla. Cada vez llovía más y yo más nerviosa, recordé que aquí el alcantarillado es viejo y no funciona bien, así que, corriendo bajé al garaje a ver mi Blanqui (coche). ¡Por los clavos de Cristo!. El agua ya le llegaba por la mitad de las ruedas y eso que hacía casi nada que había empezado a llover. Ahí fue cuando me atacaron los nervios del todo y me quedé agarrotada, me vino a la mente el terremoto y ahora esto y es que no me podía mover. Menos mal que me sacaron el coche porque yo no pude. Intenté tranquilizarme pero no paraba de llover y el garaje cada vez con más agua. Unas vecinas vinieron y entre todos nos pusimos con cubos a sacar agua. Quiero darles las gracias desde aquí. Después de bastante tiempo ya no podíamos más, quedaba más o menos un palmo y medio de agua, así que, lo dejamos. Gracias a Dios que dejó de llover porque sino no se que hubiera pasado. Esta mañana me he asomado a ver, y todavía queda un palmo de agua, a ver si poco a poco el cemento se lo traga todo. Supongo que en las noticias habréis visto que desastre se ha formado. ¡Qué pena de mi Lorca Dios mio!. A ver sino nos pasan ya más desastres que ya está bien la guasa. Lo peor de todo es que hay una mujer fallecida, en señal de duelo han dado por finalizadas la feria y fiestas. ¡Pobre mujer!.
Os dejo unas fotos para que veáis como iba el agua en el río, y como partió la autovía en dos. ¡Qué miedo!.