jueves, 11 de febrero de 2010

"CAP. 31" (accidente)

Con mi bracico operado y colgando me fuí a visitar a mi amiga la fisio, "la desbloqueadora", tuve que ir 3 veces porque nunca estaba, salía su compañera y me decía: se ha ido un momento (qué casualidad). Las dos primeras veces, se ve que me vió por la cristalera y por eso no salía, asi que la tercera pasé por otro sitio, y ¡bingooooo!, como no me vió salió ella y se quedó helada, le digo: buenos días, y me contesta lo mismo, estaba más colorada que un pimiento morrón, y no paraba de mover el bolígrafo que tenía en la mano, me pregunta: ¿cómo estás? y le digo: gracias a ti, mal. Como puedes ver, me han tenido que operar otra vez. Solamente he venido para que lo sepas. Creo que lo de rehabilitadora se te queda grande, asi que espero que la próxima vez que vayas a "desbloquear" a alguien te acuerdes de mi y no le toques ni un pelo. De todas formas tienes que dar gracias que has dado conmigo, porque otra te hubiera puesto una denuncia que ibas a ver lo que cuesta un peine. Espero no volver a verte más y ya sabes: ojito con los desbloqueamientos. No me dijo ni pio, y yo me quedé más feliz que una perdiz.

3 comentarios:

  1. Ayyyyyy, qué corta te quedaste, no te pega eso jejeje. Yo la cojo de los pelos y la arrastro o mejor, delante de todos los pacientes, cuento mi caso, para que nadie quisiera que le tocara ella. Un tajo de matasanos.

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  2. La tercera vez has sido muy lista y la pillaste y ya no se te podia escapar. Hiciste muy bien de desahogarte con ella y me alegro que eso te haya hecho de bien. No sé si cuando le contaste todo eso, se lo dijiste delante de otros pacientes, pero es verdad que como dice Clara, hubiera sido mucho mejor si los demas pacientes hubieran sido testigos de vuestra conversacion.

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  3. Es que cuando fuí no había nadie por lo menos no se escuchaba nada, además alli no te dejan pasar dentro, te reciben en una sala de espera, asi que era imposible, pero bueno, por lo menos le leí la cartilla, aunque como bien dice Clara, me quedé corta. Es que después de tanto sufrimiento a veces no te quedan ya fuerzas para hacer nada.

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