El jueves pasado, cuando iba de invitada por mis amigos de Francia a cenar al merendero Los Padilla, tuve una gran sorpresa al ver a una de mis viejas y fantásticas amigas. Hacía mucho que no nos veíamos, así que entramos todos juntos a cenar. Ella y su esposo, nos dijeron que tenían un pequeño barco de motor y que estábamos todos invitados a dar una vuelta. Pasó ayer a recogerme y nos fuimos a su casa de Calabardina, allí preparamos los bocadillos y esperamos a las otras 2 familias. En cuanto llegaron, nos fuimos a probar esa extraordinaria aventura. Como eramos muchos, el capitán tuvo que echar dos viajes (yo fui en los dos para no perderme detalle del mar). Nos llevo a la Isla del Fraile, allí merendamos y nos bañamos hasta oscurecer. Fue espectacular el viaje de vuelta, ya que se veía todo iluminado y esa brisa del mar acariciándote la cara. Una sensación inexplicable. Este blog va dedicado a ese gran capitán de barco y a su esposa. Muchas gracias por hacerme pasar una tarde tan inolvidable.
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Así da gusto tener amigos, que te den paseos, y con barco mucho mejor. Todavía no me he montao yo en ninguno.
ResponderEliminarPues fue una casualidad el vernos y que me invitaran, pero la verdad que se portaron genial, como tú dices: así da gusto tener amigos.
ResponderEliminarSi, ese fue otro dia muy feliz que pasé junto a ti, con mi mejor amigo y con nuestra amiga de siempre. Tambien me alegré mucho cuando volvi a ver a sus padres que no veia desde que me fui a vivir a Francia hace ya 28 anos. La vuelta en barco de noche no lo habia hecho nunca y con esa brisa del mar que sentiamos en nuestras mejillas que maravilloso fué.
ResponderEliminarFue un paseo estupendo.
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